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Memorias y verdugos

El oficio de lijar suele segregar o menospreciar una de las dos consecuencias del trabajo: el residuo, el cuerpo caído, el despreciado negativo, el cuerpo arrancado. Se frota para suavizar y para eliminar las barreras entre dos formas matéricas. Se frota para transformar, moldear, apartar. De esta forma, el papel lija es un verdugo de forma y en éste queda el rasgo de su acción, como el violento en su memoria. La recolección de estos objetos-herramientas, luego de su uso, no pretende renombrar o recontextualizar sus vidas, sino mostrar la evidencia de un trabajo que se fundamenta en la descomposición de la forma, en el desmembramiento de un cuerpo. Estas memorias del rasguño y la herida son la estampa de un dibujo fortuito, creado con la piel de la víctima. Y entre ambos polos queda la mano, el músculo y el sudor del oficio.

La cosecha de las piezas obsoletas y relegadas llega del taller del autor y de diferentes espacios de trabajo de artistas y artesanos que en sus procesos existe el lijado. Reuniendo estos elementos de diferentes orígenes, comienza una curaduría que los selecciona y los ensambla para crear collages de dibujos sin autor; collages del abandono y del tiempo del trabajo.

Los héroes caídos Op 02 4.jpg
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